viernes, 9 de septiembre de 2011

Sin título 2



Vuelve a ver la luna con sus ojos inyectados de sangre, su palido rostro contrasta con sus pupilas frente a la luna. Vestido de negro sobre un árbol fuma y consume todo su toxico para entrar en el aura del ambiente. Quemados, magullados y deformados se encuentran sus dedos que siempre terminan en mal estado por los fósforos que no tienen que morir por nada del mundo hasta que acaben con su vida explotada hasta el máximo. Se vuelve a recostar en el árbol mientras mira como está de iluminado todo gracias a ese apagón que va desde hace media hora. Nota que ya se encuentra donde quería, no necesita más que un par de hits después de unos cuantos minutos, pero por el momento estaba completamente satisfecho.
Continua la noche y mientras a su boca llega una bocanada de humo logra ver a lo lejos una dama de vestido rojo, al verla, siente como su mente la llama desesperadamente, y de a poco ella se acerca hacia él. Se posa debajo del mismo árbol en el que se encuentra y el se dispone a bajar con su cuchillo en la mano, pensó que sería lo adecuado para la ocasión. Sigilosamente desciende del árbol sin que la dama se diera cuenta de quien estaba tras ella. Logra colocarse por la espalda de su víctima, y clava su cuchillo en su garganta, dejándola en diez segundos totalmente muerta.
Corre la sangre entre su cuchillo y de pronto suena una alarma, no sabe de dónde viene. Mira el cielo y una estrella se empieza a aproximar a él, mientras la alarma se escuchaba mas aguda. Todo su mundo se desfragmenta en miles de pedazos que son absorbidos por la estrella que no dejaba de atraerse por el momento. Finalmente queda ella y él en un vacio claro, de repente ella se desfragmenta y la luz se empieza a ir, dejando otro panorama. Las cosas de una en una iban apareciendo pero no eran las mismas cosas que habían hace unos minutos, ahora todo pintaba como un cuarto blanco iluminado por la luna gracias a la escasa ventana con barrotes ubicada en su pulcro cuarto. Se mira a sí mismo y reacciona sorprendido al ver entre sus pies a una enfermera muerta, escucha entodavia la alarma que se aproxima cada vez mas y tres guardias entran en su celda, por unos instantes digieren la situación y entran a balas al recluso del psiquiátrico. Una bala entro en medio de su ojo, otra en su tráquea y la ultima pero no menos letal le exploto la rodilla haciéndolo pasar de ser relativamente vivo a ser un saco que dentro de poco se empezaría a podrir y tendría la necesidad de ser enterrado o llevado a una quebrada, que importa, en fin, ahora ya no podía causar más problemas con sus alucinaciones.