El mundo verdadero, es el mundo tangible y como lo verdadero
es real alguna vez también fue irreal, y como lo verdadero alguna vez fue real volverá
a ser irreal como la historia que empezare a contar.
Y me bebí el mundo en una copa de luna eclipsada al sol de
media noche, abriendo la puerta de la ventana, encontré en una jarra, miel
dorada, de obreras dueñas de su vida y muerte. Al abrir la jarra me bebí hasta
el último néctar espeso y ligero que moraba en este ya pegajoso recipiente,
En ondas de violines se desvanece la bulla ambiental, en ondas
recorridas, chillantes, arroyantes y arruyantes en esta cama de viento que mi
mente se ha formado en la chimenea de los grandes fuegos mientras el violín
danzaba con el frenesí de los dedos tormentosos
en líneas de algún material.
Entre ondas, aromas y brotes de música en la luz del opuesto
al blanco, resplandecerá un espíritu similar de color al comienzo verde que
terminara eventualmente siendo café.