En eje, en espiral, de oro, de plata, de bronce o de
violeta.
Es como si una flecha viniese, desde la altura, a gran
velocidad e impacte y traspase tu mano la cual utilizaste para defenderte y
taparte la cara. Puede que sea solo esa la forma que encuentro para describir
un cambio que llegará a uno, quiera o no, vea la flecha o se clave en su cuello
quedando profundo y mortal.
Tres lunas he logrado mirar, de la primera salen dos
pétalos, de la segunda resplandece una luz intensa, de la tercera salen cuatro
pétalos.