miércoles, 7 de septiembre de 2011

Adicción


Afila y afila, construye y construye no puede dejar de planearlo. Solo en su ático oscuro, y sucio, afila el cuchillo de cocina y con su mente construye el sendero de su idea final. Se extasía en cada acción que maquina, se envicia con su cuchillo brillante y plateado, cuan espejo mejor tratado, y retoza un tanto en la pared al lado de un par de cajas viejas y obsoletas.
Sale a la calle, camina dos cuadras al norte de su casa y espera en la esquina el momento que acordó en su mente seria el ideal para su fantasía. –tres carros rojos- exclamo para si mismo, mientras comenzaba a actuar. Entra en la tienda esquinera, disimula un poco su intención, ojea un poco el almacén cerciorándose de pasar desapercibido por unos breves instantes, el cajero descuida su mirada y se pone a contar el dinero en caja, no lo hubiera hecho sabiendo que sería su último momento de viva, mientras se agacha, un cuchillo entra agudamente en su cuello haciéndolo “desmayar” inmediatamente.
Cumple la primera parte del plan ahora saca todo el dinero de caja y se procede a salir lo más calmado que puede disimular estar. Llega a su lugar de cambio, con el dinero ganado compra comida como para cuatro personas más, llega a su ático y abre sus compras, come desesperadamente tal cual un naufrago perdido dos semanas en altamar.
Disfruta cada bocado, rápidamente la comida se va acabando y eso logra desesperarlo aun mas, le entra toda la comida en provecho pero esta no le sacia para nada su voraz apetito, se concentra lo mas que puede y decide salir en busca de algún personaje con dinero que lo pueda ayudar en su estado de desesperación.
Este personaje en toda su vida careció de alimento por su vivienda ubicada cerca de una quebrada en una cueva. Su extrema pobreza lo hacía mendigar en busca de un poco de sustento en las calles; esa fue su infancia, pero conforme creció entendió mejor el significado de la frase “el que persevera alcanza” y así en su búsqueda de alimento extorsiona de cualquier modo a las personas, únicamente para saciar su hambre que nunca acababa en lo mas mínimo.
Por un tiempo esto le funciono pero esos meses se acabaron y llegaron los tiempos en que eso ya no le daba los mismos ingresos.
Desesperado por la falta de comida decide matar para lograr comer, ahora degusta de las diversas razas y edades de las personas que puede encontrar en el cementerio.