domingo, 27 de noviembre de 2011

Capítulo VII


En variados colores boreales se difulca la mirada en abismos espasmosos, rubios, rojizos primaverales, psicodélicos o como espeluznantes manchas en el cielo. La nube blanca perpleja me ha quedado mirando y tiene ganas de darme la bienvenida con un rayo completamente cargado de saludos estridentes.
La noche o el día me han pedido que continúe caminando que, aun no he visto nada o no lo suficiente para que asesine mi percepción anterior y salga a luz una nueva. Como quien apuñala a una persona para salvarse e ir al cielo en nubes blancas, es como se está desgarrando mi mirada ante este mundo, este nuevo mundo.