En dos segundos el
dragón del cielo descendió en forma de rayo que al chocarse al suelo,
desaparece conmigo. En dos segundos más el mundo brilla en un túnel psicodélico
en tonos rojos y amarillos, al acabar este cambio de lugar en tan corto tiempo,
me encuentro en otro mundo totalmente diferente.
Me asusta un poco
este sitio, cielo desatado en negro con nubes blancas y un sol que recitaba
auroras boreales en todos sus rayos a lo largo de este lugar son los elementos
que encuentro. Confundido empiezo a ver el entorno pero no logro divisar nada,
es cuando miro mi pecho un tanto sedado por el viaje, que las dos serpientes
están recorriendo en un ciclo infinito todo mi contorno plasmático lumínico.
