No podrá ser la más blanca ni la más pura, tampoco podrá ser
siempre la solución a todo, aunque si lo ponemos desde el punto de vista
relativista lo es, pero bueno basta de echar probabilidades.
Amanece y dubitativamente su cuerpo lo levanta mientras el
sol va llenando el cielo, a las ocho de la mañana ya no duerme mas. Percudido,
y con dolor de todo su descuidado cuerpo, solo le llega la imagen de ella en su
misma cama haciendo que su corazón se dilate a causa de su inocencia que
mientras dormita esta explota y disipa luz tal cual el sol cada día de verano.
Cerca de su ventana cubierta de periódicos tiene un plato
blanco que refleja una silla que está cerca de este objeto, pareciera que este
plato es un reflector pero al verlo más detenidamente no deja de ser un simple
plato.
Cuando era niño le fascinaban las aves, tal era su apego y
devoción que su techo es blanco y negro, pues ha pintado un infinito número de
gaviotas negras en un cielo blanco en el que el sol es el foco que lo alumbra
cuando oscurece.
-vuelen, vuelen hermosas aves carroñeras de paz y cielo-
-vuelen y posen en mis manos sus picos sedientos de sangre y vida- les dice a
sus aves q las ve volando por la habitación aunque se encuentren fijas al
techo.
Desvaría a cada segundo, desvaría y desvaría y enloquece.
Para su vista sus aves pasaron de gaviotas a cuervos, y de cuervos a buitres
enormes y negros que estáticos esperan junto a el, el momento perfecto para
hacer un festín imperdible, vivo y muerto en vida es lo que aman estos buitres
que ya se están peleando por sus restos de cordura.