domingo, 4 de marzo de 2012

FotóGrafo


Tanto he pasado y creo que seguiré pasando, tanto me ha llegado que a mi modo de ver la satisfacción es cosa de segundos compuestos de años, meses o a veces eternos destellos.
Ya son tres años disfrutando de muchos viajes, mi vida es como alguna vez hace dos años atrás y un año después de ser yo pensé por unos instantes, tanta felicidad me llena al sentir que puedo vivir mi mundo y plasmarlo en una imagen.

Caminos de tierra, remolinos de arena, en vista a la montaña con cientos de plantas de maíz en campos cercados.

Viento ligero, fresco, tibio y sabio, mueve el mundo concatenado de un cielo de nubes de sábanas blancas, extendidas y desarregladas, con ciertas partes arrugadas por pliegues largos, finos como para admirarlos perpetuos en una cama, de la misma forma, alumbrada al sol de la tarde.

Tomo mi cámara y plasmo el momento perfecto.

Una mínima porción del sol se oculta entre las nubes, y el viento deja de soplar con calidez y se ha vuelto más frío; el momento perfecto se ha ido.

Ahora que lo veo en mi imagen no puedo encontrar al viento, acaso el maíz esta bajo la fuerza del viento? O es un gesto de mala posición? De hecho ahora puedo ver algunas casas que no estaban antes y una montaña que despercibí mencionarla y la obvié pues su belleza inunda el horizonte y adapta a la grandeza de todo este mundo, mmm pero donde esta esto en la foto?? Creo que tendría que tomar 100 fotos del mismo lugar y ni así llegaré al sentimiento total de aquella perfección, o tal vez si?.
Reposo suavemente mi cuerpo en el suelo transportándome hasta hace unos segundo antes que el sol se ocultara tan ligeramente.

Reposo suavemente mientras todo se vuelve un éxtasis ante esta situación, sabiendo que no la reproduciré al cien por ciento pero sin desconocer que si tendría el resto que sentir el momento algún día vendrá conmigo a compartir esta ráfaga del mundo.