Estas grietas dejan un camino de luz en el suelo, me ha
tocado ir a píe, perdí el rumbo del chacal en el aire, puede que volviendo al
sueño encuentre su rastro, o aunque sea unas cuantas huellas de sus pisadas.
Caminando, caminando he llegado a una hora oscura, el cielo está por quitarme
toda la luz. Siguiendo recto me encontrado con una cueva frente mío, pero dos
caminos se hacen a sus lados. Descansaré un momento dentro de la cueva.
Tuuuun, tun tun… tuuuun, tun, tun…. Ssssssssssaaa!
Ssssssssa! Ssssssssa!... ignoro de donde provendrán estos sonidos.
He seguido caminando recto pero los sonidos no han parado de
sonar, ya de hecho no creo que estoy en la cueva, un montón de plantas y
arboles a mis lados han ido asomando inadvertidamente. Mas fluye este bosque
oscuro dentro de esta supuesta cueva, al fondo logro ver una montaña con una
luz que sale de su cima, una luz roja que armoniza todo este oscuro escenario
con sombras que danzan y disturban su paz lumínica en el contorno. 
En espiral está el camino, de no ser así he caminado en círculos
el mismo tramo, aunque no creo, si he sentido pendiente en mis pies. Seres se
cruzan entre las copas de los árboles parece que me siguen, siendo cada vez más,
conforme avanzo hasta la luz roja. El sonido se ha hecho cada vez más claro y
cercano, pareciera que la danza nunca acabará. Ya las sombras de personas o
seres han pasado a ser brazos, con manos que toman cosas de toda la montaña y
los llevan al medio de todo este cráter que pronto podré ver completo.
Caí de cara al piso, y al darme vuelta me estremecí al ver
un ojo enorme abrirse, de párpados purpuras y ojos amarillos con una pupila
negra. Ser de este mundo tan enorme se ha venido aparecer a estas alturas del
trayecto. No me dio chance al tercer respiro y con su peculiar garra me sujetó
todo el tórax, me sostuvo en su puño y me puso frente a él. Me quede mirándolo,
o eso creía, el ojo ya había desaparecido. Estoy en el aire y no veo que me
tiene así, no se puede distinguir más que un ambiente oscuro. De pronto en un
rato a unos pasos de mi, una sombra empezó a jugar. Se quedaba en su lugar pero
hacia mil cosas, bailaba, se transformaba y me hacía gestos. Hubo un rato donde
se convirtió en una tela de araña, al verla por un rato empezaban a salir sus
guardianes. 
