viernes, 10 de agosto de 2012

Escritor


Y la pluma al escritor solo vuelve cuando su alma atormentada es llamada, clamada, empujada, extasiada y flagelada ante la melancolía del mismo.
En refulgentes ondas de calor las brazas queman y despedazan estos dos cuerpos agresivos que se encuentran el uno dentro del otro tratando de apaciguar  el alcohol que corre por sus venas dejándolos sin sensación, con sed y con ganas de darse placer a costa de su pasado o presente, simplemente no les importa un ápice esas personas del pasado y futuro no tan inmediato, solo buscan apagar fuego con mas fuego.
Ella en otro lado, estando completamente inerte solo desea que el llegue, nunca imaginará sus acciones o si lo hace, no piensa que el traicionaría, a su modo de ver, su amor tan puro que no deja pasar la duda, a veces él cree que su trabajo fue tan bien hecho que no necesita de atención diaria. Si tan solo pudiera ver en este momento su cuerpo en la hoguera destellando necesidad y refugio en el calor, dejaría completamente de creer en el dios que se ha creado en un desvarío de su enferma mente ansiosa por un cambio o alguien indiferente a los demás menos a ella.
Pero la luna pasa, a veces negra o a veces blanca, en ocasiones plateada o amarilla, a veces indiferente y en esta vez atrayente a los impulsos y al fuego.
Pero la luna pasa a veces negra o veces blanca pero en una misma noche no será para todos igual.