Dos girasoles puestos en un cielo totalmente blanco, dos girasoles que cuando estallan se ponen rojos y los girasoles parecieran llevarte dentro de ellos al quedarte mirándolos en cada oportunidad. De eso me di cuenta a la sexta vez que me perdí dentro de tus hipnotizantes ojos. Tan dulce te mueves pero tus ojos se quedan totalmente abiertos y fijos como si me atrajeras solo con tenerlos de esa manera sobre mi psiquis.
Y vuelas, no paras ni quieres parar de volar, y mientras más te miro mas te concentras en mi, mas te concentras en estar controlándome con tan solo una mirada. Te gusta usar esos ojos tan privilegiados que expresan tu alma absorbente de energía sobre de las demás.
No poco después mi mente se va apagando, lucho con la oscura noche que me deja noqueado por leves pero tortuosos segundos, me voy apagando mientras te miro al desvanecerme, hasta que acabo por caer y ver solo tus pies en la tierra, que siente, al convulso que esta totalmente acabado y postrado en ella.
No desaprovecha ni un segundo y ella al saber que ya el no sabría de nada de lo que pasaría, empieza a bombear el corazón apresurada, antes que su reflejo no pueda dar más, y a su sol abierto, radiante le da lo que ella se le pegue la gana.