martes, 11 de octubre de 2011

Girasoles Anisados, Laura Estremecida


Dos dedos, tres dedos, cuatro dedos y un quinto que solo es uno, en la silla flotan un par de fundas dentro del cuarto que carece de respiración, una navaja oxidada cae desde mil pies y te quiere partir, pero esta no te va dejar morir tan fácil.
Dos, tres jalones mas, solamente tres mas de este fuerte… ¡cinco, seis… doce… dieciséis! No puedo controlarlo es tan fue…

Otoño clava sus letales raíces sobre primavera. Histérica primavera muere desde una altura de cinco pisos, mientras un globo de plomo eleva a setenta personas sobre el.
La calle tan oportuna como siempre está dejando llorar al cielo sobre mi, sobre el césped y el asfalto, mejor! Así no se secará tan rápid… ¡1, 2,3… 5, 8… 13, 21!
Amanecer llena de necrosis el firmamento dejando a la luna con un ataque de hipotermia que le durará unas cuantas horas. Desde el suelo indistinguible y negruzco, salen miles de ojos atentos a la llegada de amanecer, ojos blancos sin pupilas llenos de expresiones sigilosas y atentas.