viernes, 18 de noviembre de 2011

Capitulo III


En dos segundos las puertas se abrieron al paladar de lo incomprensible, tantas puertas que no son más que ojos que miran y atraen todo lo que pueden ver. Tantas puertas, tantas líneas.
Envuelto al viaje de la góndola el viento empieza a transcurrir para mecer como hojas la vela que se encuentra medio extendida. El agua celeste y el cielo negro navegan con una vista diferente en cada tramo, a cada instante.