Arrullado entre tanta natura, aparece un ser dorado, un ser que se acerca e irradia pasos luminosos en forma de ondas de agua lentas pero constantes. En su cuerpo trae bellas serpientes blancas que ahora distingo, pasan y recorren su cuerpo, una con ojos penetrantes celestes, y la otra serpiente trae ojos verdes claros.
De pronto mientras entodavia distinguía el ser que venía hacia mi, se detiene y estira sus brazos y se arrodilla, yo solo admiro y dejo mi comprensión de lado. Instintivamente estiro mis manos y cuando iba a tocar este ser dorado las dos serpientes salen directas ante mí recorriendo y apretándome dejándome inmóvil. Para cuando me di cuenta los colmillos de las serpientes quedan prendados en mi cuello haciendo que estas se desvanezcan progresivamente desde la cola hasta hundirse en mi cuerpo,
Inmóvil y viendo al ser dorado observo que una fosa se abre en su presumible cara la cual expide una serpiente que mientras sale, sus pies desaparecen dejando en un minuto un cuerpo tubular que empieza a volar hacia este cielo, que es verde con nubes rojas oscuras.
Mi cuerpo empieza a dejar su color transparente mientras las serpientes empiezan a dar vueltas en mi pecho tratando de morderse la cola, dejando en mí un remolino que expide miles de chispas que salen y a la vez me recorren.
Al momento que doy un paso un rayo del cielo cae y abruptamente se convierte en un dragón que me come y se estampa contra el suelo.
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